miércoles, 10 de octubre de 2012

Los orígenes del mal

Bueno, para empezar diré que como casi todo buen friki (título que llevo con orgullo), nunca me he sentido cómodo con los gustos "políticamente aceptados", como son escuchar música popular, ver fútbol, salir de fiesta y esas cosas tan comunes y que todo el mundo tiene por normales.
No digo que nunca haya hecho ninguna de esas cosas, he tenido mis momentos de "persona normal", pero según fui probando otras cosas tan malignas como leer libros no escritos por Ana Rosa Quintana (gran escritora donde las haya por cierto...), jugar a juegos que no anunciaban por la tele, escuchar música que no ponían en los 40 principales, etc. me fui dando cuenta de que me sentía más agusto haciendo esas cosas.

Corría aproximadamente el año 96, cuando me introdujeron en el mundillo. Por esas fechas escuchaba las cintas pirateadas de Lo + duro y máquina total (sí, puedo ver vuestras caras de asco...), jugaba a fútbol en el parque y leia libros socialmente aceptados. Era un niño normal, vamos, de esos que ahora ves convertidos en gente de provecho, con grandes trabajos y mujeres florero. Pero por los designios del destino, esa vida no estaba hecha para mi, así que decidí descarriarme.

Como iba diciendo, corría el año 96, y tenía un compañero de clase del que me hice bastante amigo y que un día me invitó a quedar con el y unos amigos suyos a jugar a unos juegos llamados "juegos de rol" o algo así de chungo.
Creo recordar, que la primera partida que jugamos fue al mítico RuneQuest, y que mi primer personaje era un enorme troll negro con un garrote aún más enorme (todo muy gay, la verdad...) y poco más recuerdo...




El tema es que con ese juego ya empecé a irme por el mal camino, me aficioné a esto de actuar como un subnormal delante de más gente, ya que eran los juegos más divertidos que había probado hasta la fecha.
Fue tanta mi afición, que emplee mi paga en comprarme auténticas joyas de los JdR de la época:

- Pendragón: Mi primer juego! Iba sobre el rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda... Pedazo mierda de juego! Era malísimo, pero claro, en la tienda me lo recomendaron porque me vieron cara de crío gilipollas, y a quien mejor para estafar que a un crío o a un gilipollas si tienes delante a la combinación de ambas cosas? El caso es que jugamos un par de partidas que por suerte he olvidado y decidí comprarme otro...



- Paranoia: Pero que bien! Pude redimir mis pecados comprando el Pendragón para comprar el Paranoia! Una puta basura peor que el Pendragón y del que todos mis amigos huian como la peste "Vamos a jugar al Paranoia" decía yo... y casualmente todo el mundo se ponía enfermo...



Tras esos 2 desastres, era una señal divina para que dejase lo de los juegos de rol, que eso es malo, que lo dicen en la tele, que si juegas a rol asesinaras ancianitos y moriran todos los gatitos del mundo... pero yo era un valiente y estaba muy loco, así que decidí continuar mis andaduras...

Pero esta historia ya la continuaremos, que por el momento se ha alargado un cojón...

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